Viola Davis y Chadwick Boseman protagonizan la adaptación de una importante obra de August Wilson en La madre del blues.
Recientemente, el actor Denzel Washington asumió una ambiciosa tarea: llevar a la pantalla las diez obras del legendario dramaturgo August Wilson que componen The Pittsbourgh Cycle, una serie de textos teatrales que representan cada década de los 1900 y hablan sobre la experiencia afroamericana a través del tiempo.
La primera producción de Washington, que también dirigió y protagonizó, fue Fences, sobre un matrimonio en los años 50. La cinta fue un éxito y logró una nominación al Oscar a Mejor Película. Su coprotagonista en aquella ocasión fue la aclamada Viola Davis, que para la más reciente adaptación se convierte en la cantante Ma Rainey, La madre del blues.
Actores a la altura
Ambientada en Chicago en los años 20, La madre del blues ocurre en un solo día en un solo lugar. Durante una sesión de grabación del disco de la cantante de blues Ma Rainey, vemos todos los problemas que tiene con su banda, su manager y el productor del estudio.
Ma Rainey era una pionera. Una de las primeras mujeres afroamericanas en lograr grabar su música, lesbiana e ícono cultural, tuvo que pelear por hacerse un lugar en la industria. Entendió su valor y no permitió que le quitaran lo que había forjado. Para muchos una diva intratable, la película nos expone las razones detrás de su comportamiento.
Pero, a pesar del protagonismo que su figura genera, el personaje principal de La madre del blues vendría siendo Levee, interpretado por el recientemente fallecido Chadwick Boseman. Aquí interpreta al complicado trompetista de la banda, un hombre con sueños de estrellato que no puede evitar discutir con quien aparezca en su camino.
Ambos roles protagónicos son interpretados de manera valiente, grandilocuente y teatral. Junto con Colman Domingo y Glynn Turman, en potentes actuaciones secundarias, conforman el elenco central de La madre del blues, la pieza más fuerte de la película.
Al ser una adaptación teatral compuesta de no mucho más que largos diálogos y prácticamente un monólogo para cada personaje, era necesario que el reparto estuviese a la altura. Ellos permiten a las palabras de August Wilson elevarse y trascender.
Luchas de poder y tensiones raciales
Pero enfocarse exclusivamente en las actuaciones sería desmerecer de lo que verdaderamente trata la película: tensiones raciales y las dinámicas de poder que se desprenden de ellas.
En un país segregado como Estados Unidos, en los años donde la población afroamericana era mayoritariamente pobre y ampliamente discriminada, lograr el éxito era una rareza. Ma Rainey entendía que habitaba una industria dominada por hombres blancos que solo la querían por el dinero que les generaba.
Y desde esa convicción que le daba el conocer su valor, pedía todo lo que quería de vuelta, desde autoría creativa sobre sus canciones hasta una Coca-Cola antes de cantar. Exigía el respeto que sabía que merecía, porque tenía claro que si no lo hacía no se lo iban a otorgar.
Algo similar ocurre con Levee. Varias de las conversaciones que componen la película tratan sobre el subordinarse a estructuras de poder blancas, pero el músico argumenta que esa es la forma de jugar su juego para conseguir su objetivo a largo plazo. Es de estos tecnicismos que habla la película. De aquellos que para muchos no significan nada, pero que han identificado a una comunidad entera.
Resonancia cultural
Los afroamericanos de esa época compartían una desgracia en su historia reciente. Una explotación con la que todavía no terminaban de reconciliarse cuando ya se les exigía pactar con los blancos para ser parte de su mundo. Para tener algo de dignidad.
La madre del blues se ubica en esos espacios, en esas negociaciones. En quién le pide perdón a quién, quién dice gracias y quién por favor. Quiénes ponen los términos y condiciones y quiénes los firman. Si es que hay una deuda, cómo se pacta. Si es que hay derecho a enojarse por la injusticia de todo eso, y cuál es la forma más consecuente de avanzar.
Y no es casual que todo esto salga a relucir en una grabación de un disco musical, ya que estos visibilizaban y unían. Como comenta Ma Rainey en la película, “los blancos no entienden de dónde viene el blues. Lo escuchan salir pero no saben cómo llegó ahí. No entienden que es la vida hablando. El blues es una forma de levantarse en la mañana, de saber que no estamos solos“.
A pesar de estar basada en una obra escrita hace cuarenta años, sobre una época sesenta años anterior, hay una verdad en aquellas palabras que aún resuena. Esa verdad además está en muchos de los otros discursos que la obra contiene y merecen ser escuchados.
La madre del blues le sigue dando voz a una comunidad, así como lo hizo Ma Rainey, así como lo hizo August Wilson y así como lo seguirá haciendo Denzel Washington con las siguientes películas de esta importante serie.
¿Dónde ver La madre del blues?
La película fue estrenada y está disponible a través deNetflix.